Alfonso de Cartagena participó activamente en la política nacional e internacional de Juan II de Castilla y de don Álvaro de Luna.
El rey le encomendó delicadas misiones en el asunto de los infantes de Aragón y ante los reyes de Portugal, Navarra y el papado. En el concilio de Basilea defendió la preeminencia de Castilla sobre Inglaterra, y sus derechos sobre las Islas Canarias, reivindicados también por Portugal.